"Pero, al instante, se enojó consigo misma por haber dicho esto. ¿Quién había pronunciado estas palabras? Ella no: había sido forzada a decir algo que no pensaba. Miró por encima de su labor y, se enfrentó con el tercer golpe de luz, y le pareció que sus ojos se encontraban con sus propios ojos, escudriñando como ella sola era capaz de hacerlo dentro de su propia mente y de su corazón, purificando hasta el aniquilamiento cualquier mentira. Se alababa a sí misma al alabar esa luz, y lo hacía sin vanidad, pues era austera y penetrante y hermosa como ella. Es curioso, pensó, cómo, estando solos, nos sentimos atraídos por las cosas, los objetos inanimados, los árboles, los arroyos, las flores, sentimos que nos expresan; sentimos que se convierten en nosotros mismos; sentimos una ternura inexplicable - y miraba esa luz larga y tranquila - como hacia nosotros mismos "
Al faro - Virginia Woolf
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