sábado, 20 de julio de 2013

lo que se recuerda

"Llegó al mercado del pescado, allí estaba la casa en que antaño tuviera su habitación. Junto a la fuente, unas pescaderas ofrecían a la venta su mercancía y él dirigió la mirada al interior de sus dornajos para ver los hermosos y brillantes animales.  Muchas veces los había contemplado en otro tiempo, le vino  a la memoria que a menudo le habían inspirado piedad y que había sentido encono contra las mujeres y los compradores. Se acordó  de que, en cierta ocasión, había también vagado una mañana por este lugar, admirando y compadeciendo a los peces, con el ánimo muy triste; mucho tiempo había transcurrido desde entonces y mucha agua había llevado el río.  Aquel día estaba muy triste, lo recordaba perfectamente, pero, en cambio, había olvidado ya la índole y causa de aquella tristeza pues también la tristeza se desvanecía, también se desvanecían los dolores y desesperaciones; al igual que las alegrías, pasaban, palidecían, perdían su hondura y su valor, y al cabo, llegaba una época en que uno no podía ya recordar qué era aquello que un tiempo tanto lo había atormentado.  También los dolores se ajaban y marchitaban ¿Llegaría asimismo a marchitarse y perder todo valor este dolor de hoy, esta desesperación que sentía por la muerte del maestro y porque hubiese fenecido aborreciéndolo y por no tener un taller donde saborear la dicha de crear y librar el alma de su carga de imágenes?  Sí, también este dolor, esta acerba congoja, envejecerían, se fatigarían, sin duda, también los olvidaría. Nada duraba; tampoco el pesar."

Narciso y Goldmundo - Herman Hesse




viernes, 19 de julio de 2013

vestigios de ausencia

"Tuve que poner aquí la foto de nosotros dos cortando la tarta de bodas con mi mano sobre la suya en el cuchillo porque a mi mujer le gusta, se enternece, mira más allá del retrato o levanta la cabeza y mira más allá de mí, sonríe acariciando la película con la yema del dedo, algo solo de ella de lo que no formo parte y a lo que no tengo acceso al comprender que la sonrisa me excluye, a veces por la noche sonreía así cuando acabábamos y la sentía tan lejos en la otra almohada que apagaba la luz para quedarme solo en serio, es decir, había un cuerpo a mi lado pero sin nadie dentro, existía la sonrisa, se distinguía por la persiana la sonrisa de perfil, se distinguía el dedo acariciando la almohada, la sonrisa y el dedo, vestigios de ausencia, desapareciendo hasta que no quedaba nadie por estar mi mujer en otro sitio, me levantaba para coger el pijama, beber agua, sentir que vivía y la cocina aparecía a mi alrededor así como el tubo del techo iba y venía antes de decidir."

Yo he de amar una piedra - Antonio Lobo Antunes


martes, 2 de julio de 2013

observaciones puras

"El anciano comprendía, asentía y seguía comiendo, muy erguido entre el alto respaldo caoba de la silla y la mesa, apenas inclinado sobre el plato; enfrente de él su nieto contemplaba en silencio, con profunda e inconsciente atención, los gestos mesurados y cuidados con que las hermosas manos blancas, delgadas y ancianas del abuelo, con sus uñas ligeramente abombadas y triangulares y su sortija de sello verde en el índice derecho, componía un bocado con carne, verdura y patata en la punta del tenedor, para llevarlo a su boca con una ligera inclinación de la cabeza. Hans Castorp miraba sus propias manos, aún torpes, y sentía que en ellas ya estaba latente aquella capacidad de sostener y manejar el cuchillo y el tenedor como su abuelo algún día"

La montaña mágica - Thomas Mann


sábado, 29 de junio de 2013

un ciclo imperturbable

"Los Karin habían huido en enero de 1918, cinco meses antes, y desde entonces la anciana había divisado todos los días en el horizonte pueblos incendiados, que se apagaban y volvían a arder, a medida que pasaban del dominio de los rojos al de los blancos, y de nuevo al de los rojos.  Pero el incendio nunca había estado tan cerca como aquella noche:  el resplandor iluminaba el parque abandonado de tal modo que podían verse hasta las lilas del sendero principal, que habían florecido el día anterior.  Engañados por la claridad, los pájaros volaban como en pleno día. Los perros aullaban.  Luego el viento cambió de dirección y se llevó el fragor del fuego y su olor.  El viejo parque volvió a quedar a oscuras y en silencio, y el aroma de las lilas inundó el aire."

Nieve en otoño - Iréne Némirovsky


jueves, 27 de junio de 2013

punto final

"Sí, ahora también venía de trabajar.  Son las seis y veinte, es su hora.  Aún hoy sé con exactitud todo lo que hace, conozco sus pasos tan bien como si estuviera presente en su vida.  A las seis menos cinco llama a un criado para que le cepille el abrigo y el sombrero y le ayude a ponérselos, sale del despacho, manda al chófer por delante con el coche y se va andando para airearse un poco.  Apenas camina, por eso está tan pálido. O puede que haya alguna otra razón, no lo sé.  No conozco la razón porque ya nunca lo veo, no hablo con él, hace tres años que no hablo con él.  No me gustan esos divorcios melindrosos en que los esposos salen juntos de los juzgados y se van tomaditos del brazo a almorzar al famoso restaurant del parque Városliget intercambiando gestos de afecto y atenciones, como si no hubiera pasado nada, y después del divorcio y el almuerzo cada uno sigue su camino.  Yo soy una mujer con otros principios y otro temperamento.  No creo que los esposos puedan seguir siendo buenos amigos después del divorcio.  El matrimonio es el matrimonio y el divorcio es el divorcio.   Ésa es mi opinión."

La mujer justa - Sándor Márai


domingo, 23 de junio de 2013

quién sabe

"Especialmente inolvidable, sin embargo, me ha resultado siempre lo que Alfonso me contó entonces sobre la vida y la muerte de las polillas, y todavía hoy profeso a esas criaturas, entre todas, el mayor respeto.  En los meses más cálidos ocurre no pocas veces que alguno de esos insectos voladores nocturnos se extravíe en mi casa, viniendo del trozo de jardín que hay detrás de ella.  Cuando me levanto a la mañana temprano, lo veo todavía inmóvil en algún lugar de la pared.  Saben, creo yo, dijo Austerlitz , que han equivocado su camino, porque, si no se les pone otra vez fuera cuidadosamente, se mantienen inmóviles, hasta que han exhalado el último aliento, efectivamente, quedan sujetos por sus garras diminutas, rígidas por el espasmo de la muerte, aferrados al lugar de su desgracia hasta después de acabar su vida, hasta que un soplo de aire los suelta y los echa a un rincón polvoriento. A veces , al ver una de esas polillas que mueren en mi casa, me pregunto qué clase de miedo y de dolor sienten sin duda en el momento en que se extravían.  Como sabía por Alfonso, dijo Austerlitz, no había realmente ninguna razón para negar a las criaturas más pequeñas una vida interior.  No sólo nosotros y los perros, vinculados desde hace muchos siglos con nuestros sentimientos, y otros animales domésticos soñamos de noche, sino también otros pequeños mamíferos, los ratones y los topos viven cuando duermen, como puede saberse por sus movimientos oculares, en un mundo sólo existente en su interior, y quién sabe, dijo Austerlitz, quizá sueñan también las polillas o la lechuza del huerto cuando mira de noche la luna."

Austerlitz - W.G.Sebald


martes, 18 de junio de 2013

ciertos rasgos

"Nadie, no importa de qué país provenga, tiene una personalidad perfecta. Todo el mundo tiene un lado bueno y otro que no lo es tanto.  Es algo que he aprendido en este trabajo.  Lo bueno de los americanos, si puedo generalizar un poco, es que tienen una especie de inocencia cándida.  Y lo que no es tan bueno es que son incapaces de imaginarse un mundo que no sea Estados Unidos, ni un sistema de valores diferente al suyo.  Los japoneses tienen un defecto similar, pero los americanos son todavía peores porque obligan a los demás a hacer lo que ellos creen que es correcto.  Los clientes americanos con frecuencia me prohíben fumar, y a veces incluso me piden que los acompañe a hacer footing diario.  En una palabra son infantiles: tal vez sea lo que hace tan atractiva su sonrisa. Robert de Niro, Kevin Costner, Brad Pitt : la persuasiva y tímida sonrisa del actor americano forma parte de su carácter nacional. La sonrisa de Frank, sin embargo, no tenía nada de atractivo. Era más bien desconcertante. La apariencia artificial de su piel se retorcía en una espiral de arrugas, haciéndole parecer casi desfigurado"

Sopa de Miso - Ryu Murakami


miércoles, 12 de junio de 2013

animal instincts and deep thoughts near the end


He had always presumed the Countess of Richmond, now become again the Java Star, was going to drive herself into some inner harbor and detonate what lay below her decks.
He had presumed she was going to ram something of value as she blew herself up. For thirty days, he had waited in vain for a chance to kill seven men and take over her command. No such chance had appeared.
Now, too late, he realized the Java Star was not going to deliver a bomb; she was the bomb. And with her cargo venting fast, she did not need to move an inch. The oncoming liner had to pass only within three kilometers of her to be consumed.
He had heard the interchange on the bridge between the Pakistani boy and the deck officer of the Queen Mary 2. He knew too late the Java Star would not engage engines. The escorting cruisers would never allow that, but she did not need to.
There was a third control by Ibrahim's right hand, a button to be hammered downward. Martin followed the flexes to a Very pistol, a flare gun, mounted just forward of the bridge windows. One flare, one single spark . . .
Through the windows, the city of lights was over the horizon. Fifteen miles, thirty minutes cruising, optimum time for maximum fuel-air mixture.
Martin's glance flicked to the radio speaker on the console. A last chance to shout a warning. His right hand slid down toward the slit in his robe, inside which was his knife strapped to his thigh.
The Jordanian caught the glance and the movement. He had not survived Afghanistan, a Jordanian jail and the relentless American hunt for him in Iraq without developing the instincts of a wild animal.
Something told him that despite the fraternal language, the Afghan was not his friend. The raw hatred charged the atmosphere on the tiny bridge like a silent scream.
Martin's hand slipped inside his robe for the knife. Ibrahim was first; the gun had been underneath the map on the chart table. It was pointing straight at Martin's chest. The distance to cross was twelve feet. Ten too many.
A soldier is trained to estimate chances, and do it fast. Martin had spent much of his life doing that. On the bridge of the Countess of Richmond, enveloped in her own death cloud, there were only two: go for the man, or go for the button.
There would be no surviving either.
Some words came into his mind, words from long ago, in a schoolboy's poem: "To every man upon this earth / Death cometh soon or late . . ." And he recalled Ahmad Shah Massoud, the Lion of the Panjshir, talking by the campfire.
"We are all sentenced to die, Angleez. But only a warrior blessed of Allah may be allowed to choose how!" Colonel Mike Martin made his choice . . .
Ibrahim saw him coming; he knew the flicker in the eyes of a man about to die. The killer screamed and fired. The charging man took the bullet in the chest, and began to die. But beyond pain and shock, there is always willpower, just enough for another second of life.
At the end of that second, both men and ship were consumed in a rose pink eternity.

The afghan - Frederick Forsyth


martes, 11 de junio de 2013

el arte de la siega

"Me gusta particularmente esta escena, primero porque se desarrolla en Pokrovskaya, en el campo ruso.  Ah, el campo ruso...Tiene ese encanto  tan especial de los parajes salvajes y no obstante ligados al hombre por la solidaridad de esta tierra de la que todos estamos hechos... La escena más hermosa de Ana Karenina transcurre en Pokrovskaya.  Levin , sombrío y melancólico, trata de olvidar a Kitty.  Estamos en primavera, y se va a los campos a segar con sus campesinos.  La tarea se le antoja al principio demasiado dura.  Cuando está a punto de desfallecer, el viejo campesino que dirige la hilera de segadores ordena descansar.  Luego reanudan su tarea.  De nuevo, Levin se siente extenuado pero, una vez más,  el viejo levanta la guadaña.  Descanso.  Luego la hilera vuelve a ponerse en marcha, cuarenta hombretones aplanando los manojos de hierba y avanzando hacia el río mientras se levanta el sol.  El calor es cada vez más intenso, Levin tiene los brazos y los hombros empapados en sudor pero, a fuerza de descansar y reanudar la tarea, sus gestos antes torpes y dolorosos se vuelven cada vez más fluidos.  Siente de pronto un agradable frescor en la espalda. Lluvia de verano.  Poco a poco, libera sus movimientos del obstáculo de la voluntad, entra en el leve trance que confiere a los gestos la perfección de los actos mecánicos y conscientes, sin reflexión ni cálculo, y la guadaña parece manejarse sola mientras Levin saborea el abandono en el movimiento que convierte el placer de hacer algo maravillosamente ajeno a los esfuerzos de la voluntad.
Así ocurre con muchos de los momentos felices de nuestra existencia. Liberados de la carga de la decisión y de la intención, avanzando en nuestros mares interiores, asistimos, como a las acciones de otro, a nuestros distintos movimientos admirando sin embargo su involuntaria existencia.  ¿Qué otra razón podría tener yo para escribir esto, este irrisorio diario de una portera que se va haciendo vieja, si la escritura no participara de la misma naturaleza que el arte de la siega? Cuando las líneas se convierten en demiurgo de sí mismas , cuando asisto, como una maravillosa inconsciencia, al nacimiento sobre el papel de frases que escapan a mi voluntad e, inscribiéndose ajenas a ella en el papel, me enseñan lo que no sabía ni creía querer, gozo de este alumbramiento sin dolor, de esta evidencia no concertada, de seguir sin esfuerzo ni certeza, con la felicidad del asombro sincero, una pluma que me guía y me arrastra."

La elegancia del erizo - Muriel Barbery


sábado, 8 de junio de 2013

opiniones de pobres

"Gégene es un clochard que, desde hace años, pasa el invierno aquí, sobre sus míseros cartones, vestido con una  vieja levita que huele a negociante ruso de  finales de siglo y que, como su dueño, ha atravesado los tiempos de manera peculiar.
-Debería irse a un albergue - le digo, como de costumbre- va a hacer frío esta noche.
-Ah ah -me contesta con voz agria- ya me gustaría verla a usted en el albergue. Se está mejor aquí.
Sigo mi camino pero, atenazada por un súbito remordimiento, vuelvo sobre mis pasos.
- Quería decirle... El señor Arthens murió anoche.
- ¿El crítico? - me pregunta Gégene, con una chispa repentina en la mirada, levantando la cabeza como un perro de caza que hubiera olisqueado el culo de una perdiz.
-Sí, sí, el crítico. El corazón le falló de golpe.
- Ah, vaya vaya....-repite Gégene, claramente conmovido.
- ¿Lo conocía usted? -pregunto, por decir algo.
- Ah , vaya vaya....reitera el clochard - ,- ¡siempre se nos van primero los mejores!
-Tuvo una buena vida- me aventuro a decir, sorprendida del cariz que ha tomado la situación.
- Tía Michel, tipos como ése ya no nacen, se rompió el molde. Ah vaya, -repite- lo voy a echar de menos.
- ¿Le daba acaso algo, quizás un aguinaldo para Navidad?
Gégene me mira, se sorbe la nariz y escupe a sus pies.
-Nada, en diez años ni una mísera monedita ¿qué le parece? Ah, las cosas como son, vaya carácter que tenía. Se rompió el molde, sí, se rompió el molde.
Este pequeño intercambio me perturba, y mientras recorro los pasillos del mercado Gégene
monopoliza mis pensamientos. Nunca he creído que los pobres tuvieran grandeza de alma por el simple hecho de ser pobres y por las injusticias de la vida.  Pero al menos sí los creía unidos por el odio  por los grandes propietarios. Gégene me saca de mi error y me enseña lo siguiente: si hay algo que los pobres detestan es  a los otros pobres.
En el fondo, tiene su lógica."

La elegancia del erizo - Muriel Barbery


martes, 4 de junio de 2013

husmeando como perro

"Pero, mientras trotaba detrás de la señorita Mitford, que iba tras el lacayo, Flush estaba más sorprendido de lo que olía que de lo que veía.  Por el hueco de la escalera subían cálidas bocanadas de carne asada, pollos fritos, de sopas que hervían, tan deliciosas como los manjares que las emanaban, para las narices acostumbradas a los magros efluvios de las pobres frituras y de los estofados de la Kerenhappock.  Los olores gastronómicos se mezclaban con otros:  olores de madera de cedro y de sándalo y de caoba; olores de cuerpos femeninos y de cuerpos masculinos, olores de criados y de doncellas, de chaquetas y de pantalones; de crinolinas y de capas; de cortinas bordadas y de visillos de hilo; de polvillo de carbón y de hollín; de vino y de puros.  Cada ambiente que cruzaba -comedor, salón, biblioteca, dormitorio- ofrecía su contribución a la composición general; y, cuando Flush echaba adelante una pata y luego otra, era acariciada y retenida por la sensualidad de ricas y gruesas alfombras en las que voluptuosamente se hundía.  Por fin, llegaron a una puerta cerrada, en las habitaciones que daban al interior.  Una mano golpeó suavemente, suavemente una mano abrió la puerta."

Flush, una biografía - Virginia Woolf



viernes, 31 de mayo de 2013

the deafness of prejudice

"He could live days without speech to anyone and it came to be that he might have been  like a stranger lost in all this rushing foreign life.  For not often did anyone even ask a question of him of his own country.  These white men and women lived so enwrapped within themselves that they never cared to know what others did, or if they heard a difference they smiled tolerantly as one may at those who do not do so well from ignorance. A few set thoughts Yuan found his schoolfellows had, or the barber who cut his hair, or the woman in whose house he lodged, such as that Yuan and all his countrymen ate rats and snakes and smoked opium or that all his countrywomen bound their feet, or that all his countrymen wore hair braided into queues.
At first Yuan in great eagerness tried to set these ignorances right.  He swore he had not tasted either rat or snake, and he told of  Ai-lan and her friends who danced as lightly free as any maidens could.  But it was not use, for what he said they  soon forgot and remembered only the same things.  Yet there was this result to Yuan, that so deep and often his anger rose against their ignorance that at last he began to forget there was any rightness or truth in anything  they said, and he came to believe that all his country was like the coastal city, and that all maidens were like Ai-lan."

A house divided - Pearl S Buck


martes, 28 de mayo de 2013

buscando vínculos ... percibiendo señales

"Entre el hombre y la naturaleza puede haber vínculos que desconocemos. Porque Dios está detrás de todas las cosas - añadió sin énfasis, con la misma naturalidad que diría "sólo hay vida orgánica donde hay aire, como si mencionara casualmente algún hecho cotidiano de sobra conocido-.  Mucha gente no lo sabe y niega la existencia de Dios. Siempre ha sido así, en todas las épocas.  Nuestra época es tan desgraciada porque ha dejado de percibir directamente  a Dios... Aún hay religión, pero eso no es lo mismo... Y hay gente que se considera creyente porque teme y reza y suplica a los santos.  Pero ésa tampoco es ésa relación vital con Dios sin la cual la vida no es más que una serie de temibles accidentes.  Los que conocen a Dios no siempre son creyentes.  Yo, por ejemplo, no soy creyente en absoluto -dijo con indiferencia- A veces, voy a una iglesia, pero más bien para admirar los retablos o disfrutar de música antigua, y observo los ritos serios y austeros del ceremonial.  Todo eso resulta muy bello, pero no es tan fácil llegar a Dios.  También hace falta sacrificio."

"Sólo he querido decir que todas las creencias populares proclaman la necesidad del sacrificio. En los pueblos primitivos suelen sacrificar a alguien cuando lleva mucho tiempo sin llover o sin lucir el sol.  Yo, claro está, no creo que haya relación entre el cambio del tiempo y el suicidio de esos desgraciados huéspedes... no me entienda mal.  Sólo digo que existe relación entre todos los fenómenos -y la voz le sonó aguda y estridente- porque Dios está detrás de todo.  Esa es mi fe, una fe tan fuerte que ninguna religión puede contener dentro de sus límites.  Y cuando veo que ciertos fenómenos extraordinarios e insólitos se suceden unos a otros, no me obsesiono en la búsqueda de las relaciones entre ellos, simplemente constato que han sucedido, o sea, que uno de los fenómenos guarda alguna relación explícita o tácita con el otro.  La gente se vuelve sorda -comentó con tono mordaz- y no sólo con respecto a los sonidos. Se quedan sordos por los ruidos apagados de la vida, no oyen lo esencial, no perciben las señales"

La hermana - Sándor Márai



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martes, 21 de mayo de 2013

El encanto de la exageración

Fue preciso pedir camas y hamacas a los vecinos, establecer nueve turnos en la mesa, fijar
horarios para el baño y conseguir cuarenta taburetes prestados para que las niñas de uniformes azules y botines de hombre no anduvieran todo el día revoloteando de un lado a otro. La invitación fue un fracaso, porque las ruidosas colegialas apenas acababan de desayunar cuando ya tenían que empezar los turnos para el almuerzo, y luego para la cena, y en toda la semana sólo pudieron hacer un paseo a las plantaciones. Al anochecer, las monjas estaban agotadas, incapacitadas para moverse, para impartir una orden más, y todavía el tropel de adolescentes incansables estaba en el patio cantando desabridos himnos escolares. Un día estuvieron a punto de atropellar a Úrsula, que se empeñaba en ser útil precisamente donde más estorbaba. Otro día, las monjas armaron un alboroto porque el coronel Aureliano Buendía orinó bajo el castaño sin preocuparse de que las colegialas estuvieran en el patio. Amaranta estuvo a punto de sembrar el pánico, porque una de las monjas entró a la cocina cuando ella estaba salando la sopa, y lo único que se le ocurrió fue preguntar qué eran aquellos puñados de polvo blanco.

-Arsénico -dijo Amaranta.

Cien años de soledad - Gabriel García Márquez



domingo, 12 de mayo de 2013

to rest on one´s laurels?

"Humans achieve their peak in different ways.  But whoever you are, once you´re over the summit, it´s downhill all the way.  Nothing anyone can do about it.  And the worst of it is, you never know where the peak is.  You think you´re still going strong, when suddenly you ´ve crossed the great divide.  No one can tell.  Some people peak at twelve, then live rather uneventful lives from then on.  Some carry on until they die; some die at their peak.  Poets and composers have lived like furies, pushing themselves to such a pitch  they´re gone by thirty.  Then there are those like Picasso who kept breaking ground until well past eighty.
And what about me?
My peak? Would I even have one?  I hardly had had anything you could call a life.  A few ripples.  Some rises and falls.  But that´s it.  Almost nothing.  Nothing born of nothing.  I´d loved and been loved, but I had nothing to show.  It was a singularly plain, featureless landscape.  I felt like I was in video game.  A surrogate Pacman, crunching blindly through a labyrinth of dotted lines.  The only certain was my death.
No promises you´re gonna be happy, the Sheep Man had said. So you gotta dance. Dance so it all keeps spinning.
I gave up and closed my eyes."

Dance Dance Dance - Haruki Murakami


jueves, 9 de mayo de 2013

lo que se entiende no siempre se comprende


- ¿ No le parece que, consciente o inconscientemente, cada persona ha modificado su mirada tras haber terminado un libro?
- Oh, no! Sólo la flor y nata de los lectores es capaz de algo semejante.  Los otros siguen viendo las cosas con su simplicidad inicial.  Y, aún así, aquí estamos hablando de lectores, que son, en sí, una especie muy rara.  La mayoría de la gente no lee.  Respecto a esto, existe una cita estupenda, de un intelectual cuyo nombre he olvidado: "En el fondo, la gente no lee; o, si lee, no comprende lo que lee; o, si lo comprende, lo olvida".  Eso resume admirablemente la situación, ¿no le parece?"

Higiene del asesino - Amélie Nothomb



lunes, 6 de mayo de 2013

lenguas que trascienden

- ¿Qué clase de palabra es Koup? - preguntó ella- , ¿es inglés , una variación de cope? ¿el lugar donde nadie puede arreglárselas?
- Es una palabra khoi -responde él - Hotentote. Koup: lugar seco. Es un sustantivo, no un verbo. Puedes distinguirlo por la p final.
- ¿Dónde has aprendido eso?
- De los libros, de gramáticas compuestas por los misioneros en los viejos tiempos.  En Sudáfrica no quedan hablantes de la lengua khoi. A todos los efectos prácticos, las lenguas están muertas.  En el sudoeste de Africa todavía hay un puñado de viejos que hablan nama.  Esto es todo lo que queda.
- ¿ Y xhosa ? ¿Hablas el xhosa?
El sacude la cabeza.
- Me interesan las cosas que hemos perdido, no las que hemos conservado.  ¿Porqué habría de hablar xhosa? Ya hay millones de personas que lo hacen.  No me necesitan.
- Creía que las lenguas existen para comunicarnos - dice ella - ¿Qué sentido tiene hablar hotentote si nadie más lo hace?
John la obsequia con lo que ella ha llegado a considerar una sonrisita secreta, indicadora de que él tiene una respuesta a su pregunta pero, como ella será demasiado estúpida para comprenderla, no gastará saliva revelándosela. Es esta sonrisa de señor Sabelotodo lo que enfurece a Carol.
- Una vez que hayas aprendido el hotentote con tus viejas gramáticas ¿con quién puedes hablarlo? insiste ella.
¿Quieres que te lo diga? replica él.
La sonrisita se ha convertido en otra cosa, algo tenso y no muy agradable.
- Sí, dímelo. Respóndeme
- Los muertos. Puedes hablar con los muertos.  Quienes por lo demás -titubea, como si las palabras pudieran ser excesivas para ella y hasta para él- quienes por lo demás están sumidos en un silencio eterno.
. Ella queria una respuesta y ahora la tiene. Es más que suficiente para hacerla callar."

Verano - J. M. Coetzee


jueves, 2 de mayo de 2013

esa ternura

"Pero, al instante, se enojó consigo misma por haber dicho esto.  ¿Quién había pronunciado estas palabras? Ella no:  había sido forzada a decir algo que no pensaba.  Miró por encima de su labor y, se enfrentó con el tercer golpe de luz, y le pareció que sus ojos se encontraban con sus propios ojos, escudriñando como ella sola era capaz de hacerlo dentro  de su propia mente y de su corazón, purificando hasta el aniquilamiento cualquier mentira.  Se alababa a sí misma al alabar esa luz, y lo hacía sin vanidad, pues era austera y penetrante  y hermosa como ella.  Es curioso, pensó, cómo, estando solos, nos sentimos atraídos por las cosas, los objetos inanimados, los árboles, los arroyos, las flores, sentimos que nos expresan; sentimos que se convierten en nosotros mismos; sentimos una ternura inexplicable - y miraba esa luz larga y tranquila -  como hacia nosotros mismos "

Al faro   - Virginia Woolf


miércoles, 17 de abril de 2013

siguiendo el movimiento

"Cada vez que daba un paseo se sentía como si se dejara a sí mismo atrás, y entregándose al movimiento de las calles, reduciéndose a un ojo que ve, lograba escapar a la obligación de pensar.  Y eso, más que nada, le daba cierta paz, un saludable vacío interior.  El mundo estaba fuera de él, a su alrededor, delante de él, y a la velocidad a la que caminaba le hacía imposible fijar su atención en ninguna cosa por mucho tiempo.  El movimiento era lo escencial, el acto de poner el pie delante del otro y permitirse seguir el rumbo de su propio cuerpo.  Mientras vagaba sin propósito, todos los lugares se volvían iguales y daba igual dónde estuviese.  En sus mejores paseos conseguía sentir que no estaba en ningún sitio.  Y esto, en última instancia, era lo único que pedía a las cosas:  no estar en ningún sitio."

La trilogía de Nueva York - Paul Auster


viernes, 12 de abril de 2013

el encanto de lo inaprensible

"La lluvia persistía y todas las mañanas, al despertarme, mi primera preocupación era asegurarme de que seguía cayendo.  Encima de mi ventana había una plancha de zinc, de unos treinta centímetros de anchura, que se extendía a lo largo de la fachada para proteger el toldo de franjas rojas que se desplegaban en verano.  Sobre este zinc, las gotas se entregaban a un juego endiablado, siempre diferente.  Al aplastarse, formaban un dibujo complicado, vivo, como una especie de mapa en movimiento.  Yo siempre esperaba ver lo que resultaría de este dibujo si tenía la posibilidad de llegar hasta el fin de su vida.  Daba la impresión de que también él abrigaba la esperanza, porque se agitaba con rapidez, pero, apenas empezaba su evolución, llegaba otra gota y otro dibujo la borraba y destruía el primero"

Lluvia - Georges Simenon


sábado, 6 de abril de 2013

the name or not the name ?

"Going   back in a flash over the women I´ve known. It´s like a chain which I´ve forged out of my own misery.  Each one  bound to the other.  A fear of living separate, of staying born.  The door of the womb always on the latch.  Dread and longing.  Deep in the blood the pull of paradise.  The beyond.  Always the beyond.  It must have all started with the navel.  They cut the umbilical cord, give you a slap on the ass, and presto!  you ´re out in the world, adrift, a ship without a rudder.  You look at the stars and then you look at your navel.  You grow eyes everywhere - in the armpits, between the lips, in the roots of your hair, on the soles of your feet.  What is distant becomes near, what is near  becomes distant.  Inner - outer, a constant flux,  a shedding of skins,  a turning inside out.  You drift around like that for years and years, until you find yourself in the dead center, and there you slowly rot, slowly crumble to pieces, get dispersed again.  Only your name remains."

Tropic of Cancer - Henry Miller


martes, 26 de marzo de 2013

donde se planten árboles, habrá dicha

"No he visto en Rusia nada más grandioso ni más conmovedor que la tumba de Tolstoi.  Este lugar de peregrinación para las futuras generaciones respetuosamente queda apartado, solitario, sumido en las sombras del bosque.  Una senda angosta, trazada como al azar a través de los claros y los arbustos, lleva hacia este túmulo, que no es más que un pequeño montón de tierra, de forma rectangular, sombreado por algunos árboles.  Nadie lo cuida. Nadie lo guarda. León Tolstoi plantó él mismo -según me cuenta su nieta - , esos árboles altos, que se mecen suavemente al viento del otoño entrante.  Un ama de cría o una mujer del pueblo les había contado, cuando niños, a su hermano Nicolás y a él, una antigua leyenda; en donde se planten árboles, habrá dicha.  Así, jugando, habían introducido en la tierra algunos arbolillos en alguna parte de su predio, y bien pronto se les había olvidado aquel juego infantil.  Sólo más tarde recordó Tolstoi aquel episodio de su juventud y aquella promisión de la dicha, promisión que cobró para él, cansado de vivir, un sentido nuevo y más hermoso.  Y no tardó en manifestar el deseo de ser enterrado bajo aquellos árboles por él plantados.
Así se hizo.  Cumplióse la voluntad de Tolstoi, y su tumba ha llegado a ser la más hermosa, la más impresionante, la más sugestiva del mundo.  Un túmulo rectangular en el corazón del bosque, cubierto de flores y plantas verdes; ni losa sepulcral, ni inscripción, ni siquiera el nombre de Tolstoi.  Como un vagabundo recogido de la calle, como un soldado desconocido, queda enterrado en el anónimo el gran hombre, que más que nadie sufrió por su nombre y por su fama.  Cualquiera puede acercarse a su última morada. La frágil estacada está siempre abierta. Sólo el respeto de los hombres, cuya curiosidad suele perturbar la paz eterna de los grandes, hace que reine el silencio en torno a la tumba de León Tolstoi.  Y aquí es la suprema sencillez la que tiene alejada la frívola curiosidad y prohibe hablar alto.  El viento susurra entre los árboles sobre la tumba anónima; el sol le prodiga sus cálidos rayos, y en invierno la blanca nieve cubre tiernamente la tierra oscura.  En verano y en invierno se podría pasar por aquí sin sospechar que este pequeño montón de tierra encierra los restos mortales de uno de los más grandes hombres de nuestro mundo.  Y precisamente este anónimo nos conmueve más hondamente que todo el mármol y todo el fausto imaginable:  de los centenares de hombres que en este día excepcional rodearon la tumba de León Tolstoi, ni uno solo se atrevió a coger allí una flor para llevársela y guardarla como recuerdo.  Y una vez más sentimos que nada en este mundo es más monumental que la suprema sencillez.  Ni la cripta de Napoleón, bajo el arco de mármol en la Iglesia de los Inválidos, ni el sarcófago de Goethe en Panteón de los Príncipes de Weimar, ni el sarcófago de Shakespeare en la Abadía de Westminster, conmueven tan íntimamente por su aspecto, lo más humano en cada ser humano, como esa tumba allí en el bosque, maravillosa por su silencio, enternecedora por su anónimo, sin mensaje ni palabra, y adonde sólo llega el susurrar del viento"

El mundo insomne (De un viaje a Rusia) - Stefan Zweig



domingo, 24 de marzo de 2013

we are not who we are


My name isn´t the end of the story about my name. When your name is Bob no one asks you "How do you spell that?" Not so with Piscine Molitor Patel.
Some thought it was P. Singh and that I was a Sikh , and they wondered why I wasn´t wearing a turban.
In my university days I visited Montreal once with some friends. It fell to me to order pizzas one night. I couldn´t bear to have yet another French speaker guffawing at my name, so when the man on the phone asked, "Can´t I´ave your name?" I said, "I am who I am". Half an hour later two pizzas arrived for "Ian Hoolihan"
It is true that those we meet can change us, sometimes so profoundly that we are not the same afterwards, even unto our names. Witness Simon who is called Peter, Matthew also known as Levi, Nathaniel who is also Bartholomew, Judas, not Iscariot, who took the name Thaddeus, Simeon who went by Niger, Saul who became Paul. 
My Roman soldier stood in the schoolyard one morning when I was twelve. I had just arrived. He saw me and a flash of evil genius lit up his dull mind. He raised his arm, pointed at me and shouted, "It's Pissing Patel!" 
In a second everyone was laughing. It fell away as we filed into the class. I walked in last, wearing my crown of thorns. 
The cruelty of children comes as news to no one. The words would waft across the yard to my ears, unprovoked, uncalled for: "Where's Pissing? I've got to go." Or: "You're facing the wall. Are you Pissing?" Or something of the sort. I would freeze or, the contrary, pursue my activity, pretending not to have heard. The sound would disappear, but the hurt would linger, like the smell of piss long after it has evaporated. 
Teachers started doing it too. It was the heat. As the day wore on, the geography lesson, which in the morning had been as compact as an oasis, started to stretch out like the Thar Desert; the history lesson, so alive when the day was young, became parched and dusty;  the mathematics lesson, so precise at first, became muddled. In their afternoon fatigue, as they wiped their foreheads and the backs of their necks with their handkerchiefs, without meaning to offend or get a laugh, even teachers forgot the fresh aquatic promise of my name and distorted it in a shameful way. By nearly imperceptible modulations I could hear the change. It was as if their tongues were charioteers driving wild horses. They could manage well enough the first syllable, the Pea, but eventually the heat was too much and they lost control of their frothy-mouthed steeds and could no longer rein them in for the climb to the second syllable, the seen. Instead they plunged hell-bent into sing, and next time round, all was lost. My hand would be Up to give an answer  and I would be acknowledged with a "Yes, Pissing." Often the teacher wouldn't realize what he had just called me. He would look at me wearily after a moment, wondering why I wasn´t coming out with the answer. And sometimes the class, as beaten down by the heat as he was, wouldn't react either. Not a snicker or a smile. But I always heard the slur. "

Life of Pi - Yann Martel





lunes, 18 de marzo de 2013

la vida diaria

"La inteligencia depende en gran parte de la educación y del medio, de su disciplina interior y de las ideas corrientes de la época y del grupo de cada uno.  Debe ser modelada por el hábito del pensamiento lógico, por el lenguaje matemático y por un estudio metódico de las humanidades y de las ciencias.  Los maestros, los catedráticos, las bibliotecas, los laboratorios, los libros las revistas son medios adecuados para desarrollar la mente.  Aun en ausencia de los profesores, los libros pueden bastar para esta tarea. Puede vivirse en un ambiente social poco inteligente y adquirir, sin embargo, una gran cultura.  La educación de la inteligencia es relativamente fácil. Pero la formación de las actividades morales, estéticas y religiosas es muy difícil.  La influencia del medio sobre estos aspectos de la conciencia es más sutil.  Nadie puede aprender a distinguir el bien del mal, la belleza de la vulgaridad, siguiendo un curso.  La moralidad, el arte, la religión no se enseñan como la gramática, las matemáticas o la historia. Sentir y saber son dos estados mentales profundamente diferentes.  La enseñanza formal solo llega a la inteligencia.  El sentido moral, la belleza y la mística únicamente se aprenden cuando se hallan presente en nuestro ambiente y forman parte de nuestra vida diaria.  Hemos dicho que el desarrollo de la inteligencia se obtiene con disciplina y ejercicio, mientras que las demás actividades de la conciencia necesitan un grupo con cuya existencia están identificadas" 

La incógnita del hombre - Alexis Carrel



miércoles, 13 de marzo de 2013

algo inevitable


"Cuando Rainer Maria Rilke era muy joven, fue a visitar al viejo Tolstoi en su finca de Yasnaya Polyana. Caminaban por el campo en compañía de la ubicua Lou Andreas-Salomé, y Tolstoi le preguntó a Rilke: ¿a qué se dedica usted ahora? a lo que el poeta contestó natural y tímidamente: "A la lírica". Según parece lo que recibió por respuesta fue no sólo una sarta de insultos, sino también una diatriba en toda regla contra todo tipo de lírica, algo a lo que en modo alguno podría dedicarse nadie.
No cabe duda de que el joven Rilke las palabras del anciano maestro ruso tuvieron que entrarle por un oído y salirle por el otro, ya que pocos poetas ha habido en la historia que más se hayan dedicado, precisamente dedicado, de manera obsesiva y excluyente, no sólo a la lírica sino exactamente a todo tipo de lírica. 
Como buen poeta, Rilke comulgaba mucho, no sólo con los animales sino con los astros, la tierra, los árboles, los dioses, los monumentos, los cuadros, los héroes, los minerales, los muertos (sobre todo con las muertas jóvenes y enamoradas), algo menos con sus vivos semejantes. "


Vidas escritas - Javier Marías


lunes, 11 de marzo de 2013

buscando el equilibrio en la ironía


"Es de temer que Thomas Mann, lejos del humor y la ironía que le atribuían algunos de sus lectores y conocidos, estaba siempre aquejado de melancolía, indolencia, ataque de nervios, pánico y torturas sicológicas de variada índole, entre las que ocupaba un lugar destacado la irritación.  A excepción de Proust (pero tan de otro modo) , nadie como él explotó la asociación entre enfermedad y artisticidad, y en ese sentido puede decirse que desde siempre fue un anticuado, ya que dicho vínculo tenía al menos un siglo de vida cuando él publicó su primera novela, Los Buddenbroock, en 1901. Lo curioso del caso es que sus males y sus angustias eran de lo más estable: no le abandonaban en ninguno de los lugares en que se vio obligado a vivir, exiliado de Alemania desde antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aunque después del Nobel, que recibió en 1929 con mucha naturalidad.  Lo que hace a su figura más noble es, a la postre, su inequívoca oposición al nazismo, desde el principio y hasta el final, aun cuando sus ideas políticas y apolíticas no fueran nunca muy claras ni quizás muy recomendables: lo que le parecía más deseable, en oposición tanto al fascismo como al liberalismo, era una "dictadura ilustrada", expresión en la que el adjetivo es demasiado vago y connotativo como para que no sea el sustantivo lo que prevalezca en todo caso."

Vidas escritas - Javier Marías


viernes, 1 de marzo de 2013

the best books


The best books are not read even by those who are called good readers. What does our Concord culture amount to? There is in this town, with a very few exceptions, no taste for the best or for very good books even in English literature, whose words all can read and spell. Even the college-bred and so-called liberally educated men here and elsewhere have really little or no acquaintance with the English classics; and as for the recorded wisdom of mankind, the ancient classics and Bibles, which are accessible to all who will know of them, there are the feeblest efforts anywhere made to become acquainted with them. I know a woodchopper, of middle age, who takes a French paper, not for news as he says, for he is above that, but to "keep himself in practice," he being a Canadian by birth; and when I ask him what he considers the best thing he can do in this world, he says, beside this, to keep up and add to his English. This is about as much as the college-bred generally do or aspire to do, and they take an English paper for the purpose. One who has just come from reading perhaps one of the best English books will find how many with whom he can converse about it? Or suppose he comes from reading a Greek or Latin classic in the original, whose praises are familiar even to the so-called illiterate; he will find nobody at all to speak to, but must keep silence about it. Indeed, there is hardly the professor in our colleges, who, if he has mastered the difficulties of the language, has proportionally mastered the difficulties of the wit and poetry of a Greek poet, and has any sympathy to impart to the alert and heroic reader; and as for the sacred Scriptures, or Bibles of mankind, who in this town can tell me even their titles? Most men do not know that any nation but the Hebrews have had a scripture. A man, any man, will go considerably out of his way to pick up a silver dollar; but here are golden words, which the wisest men of antiquity have uttered, and whose worth the wise of every succeeding age have assured us of;- and yet we learn to read only as far as Easy Reading, the primers and class-books, and when we leave school, the "Little Reading," and story-books, which are for boys and beginners; and our reading, our conversation and thinking, are all on a very low level, worthy only of pygmies and manikins.


Walden - Henry David Thoreau



miércoles, 27 de febrero de 2013

frutos no esperados

"EL primer resultado palpable de sus años como monje/escritor pudo observarse en las intensas y deliberadas observaciones de Ten New Songs.  Las diez nuevas canciones te emocionan y te llenan de consuelo, como si fueran un viejo y perdido amigo que reaparece contra toda esperanza.  Con una voz gruñona que parece emanar directamente de un útero, nos dice de qué se quiere soltar:  "No me fío de mis sentimientos íntimos; los sentimientos íntimos van y vienen"  Tras años de batallar contra el monstruo interno, por fin ha conseguido no hacerce caso de sí mismo.
Cuando, sin ninguna razón aparente, el manto de la depresión se retiró, la vida de Cohen no se hizo más fácil, sino más simple.  Así lo dice él:  "Desapareció el decorado de autoanálisis con el que había vivido. Me sucedió en una serie de grados imperceptibles y casi no me lo pude creer.  De hecho, durante un tiempo no me atreví a hacerlo.  Pensé que algo debía fallar por algún lado. Pero luego fue como beber un vaso de agua fría cuando tienes sed; cada papila de su lengua, cada molécula de tu cuerpo dice :  "Gracias" "

Leonard Cohen, un buscador de la verdad - Marc Hendrickx



viernes, 22 de febrero de 2013

un beso

"En la pared de una habitación de hotel de Burnie, Tasmania, un póster:  las calles de París, 1950; un hombre y una mujer jóvenes en el acto de besarse, el momento captado en blanco y negro por el fotógrafo Robert Doisneau.  El beso parece espontáneo. Una oleada de sentimiento se ha apoderado de los jóvenes en pleno movimiento: el brazo derecho de la mujer no devuelve (todavía no) el abrazo del hombre, sino que pende libre, con una curvatura en el codo que es exactamente el reverso del abultamiento de su seno.
Su beso no es sólo de pasión:  con ese beso se anuncia el mismo amor.  Uno puede reconstruir más o menos la historia de la pareja.  Son estudiantes.  Han pasado la noche juntos, su primera noche, se han despertado abrazados.  Ahora tienen que ir a clase. En la acera, en medio de la muchedumbre matinal, de repente el corazón del chico se siente inundado de ternura. También el de ella, ella está dispuesta a entregarse a él un millar de veces.  Así que se besan."

Diario de un mal año - J.M. Coetzee


miércoles, 20 de febrero de 2013

impulsos humanos

"Es indudable que Robert Louis Stevenson era caballeroso, pero no a ultranza, o digamos que lo era de la manera mas justa:  no hay auténtico caballero que no se haya portado como un rufián al menos una vez en su vida.  La vez de Stevenson pudo tener lugar en las cercanías de Monterrey, California, cuando sin querer prendió fuego a un bosque.  Se había declarado ya un incendio en otra zona, y se extendía tan rápidamente que Stevenson, con curiosidad científica, se preguntó si la causa sería el musgo que adorna y cubre los bosques californianos.  Para averiguarlo, no se le ocurrió otra cosa que aplicar una cerilla a un trozo, pero sin tener la precaución de arrancar antes del árbol un trozo de su experimento.  En un instante, el árbol se convirtió en una tea, con lo que sin duda Stevenson dio por concluída la prueba, y además satisfactoriamente.  Pero su comportamiento poco caballeroso vino después:  oyó gritos no muy lejos de los hombres que combatían el fuego original, y comprendió que no le cabía hacer sino una cosa: huir del lugar antes de ser descubierto.  Al parecer corrió como nunca lo había hecho en su vida y como sólo corren los hombres sabios y los cobardes"

Vidas Escritas - Javier Marías


sábado, 16 de febrero de 2013

la insaciable ilusión

"...pasamos toda nuestra vida con inquietas gestiones, renovadas sin cesar, ante las muchachas serias, a quienes su oficio parece alejar de nosotros.  Una vez en nuestros brazos, ya no son lo que eran, esa distancia que soñábamos con salvar ha sido suprimida, pero volvemos a empezar con otras mujeres, dedicamos a esas empresas todo nuestro tiempo, todo nuestro dinero, todas nuestras fuerzas, reventamos de rabia contra el cochero demasiado lento que tal vez nos haga perdernos la primera cita, nos da fiebre.  Sin embargo, sabemos que esa primera cita significará el desvanecimiento de una ilusión.  No importa: mientras ésta dura, queremos ver si podemos cambiarla, en realidad, y entonces pensamos en la lavandera  cuya frialdad hemos notado.  La curiosidad amorosa es como la que despiertan en nosotros los nombres de países:  siempre decepcionada, renace y sigue siempre insaciable."

La prisionera - Marcel Proust


miércoles, 13 de febrero de 2013

libertad en prosa

"Mis poemas eran la búsqueda de lo que yo llamaría una expresión unívoca. Expresaban lo que sentía en un momento determinado, como si nunca hubiera sentido nada antes ni fuera a sentirlo después.  Aludían a lo esencial, a las creencias más firmes, y su propósito era siempre alcanzar la pureza y la coherencia del lenguaje.  La prosa por otra parte, me ofrece la oportunidad de ordenar mis conflictos y contradicciones. Como todos los seres humanos, soy un ser múltiple y encarno una amplia gama de actitudes y reacciones ante el mundo. Un mismo hecho puede hacerme reír o llorar según mi estado de ánimo; puede inspirarme furia, compasión o indiferencia.  Escribir en prosa me permite incluir todas estas reacciones. Ya no tengo que elegir entre ellas."

Experimentos con la verdad - Paul Auster