lunes, 30 de julio de 2012

un capricho mojado

"Era un tipo curioso. Escribía en los márgenes de los libros. Por suerte yo nunca le presté uno. ¿Porqué? Porque no me gusta que escriban sobre mis libros. Y hacía algo todavía más chocante que escribir en los márgenes. . Probablemente no me lo crean, pero se duchaba con un libro. Lo juro. Leía en la ducha. ¿Que cómo lo sé? Es muy fácil. Casi todos sus libros estaban mojados. Al principio yo pensaba que era por la lluvia, Ulises era un andariego, raras veces tomaba el metro, recorría París de una punta a la otra caminando y cuando llovía se mojaba entero porque no se detenía nunca a esperar que escampara. Asi que sus libros, al menos lo que él más leía, estaban siempre un poco doblados, como acartonados y yo pensaba que era por la lluvia. Pero un día me fijé que entraba al baño con un libro seco y que al salir el libro estaba mojado. Ese día mi curiosidad fue más grande que mi discreción. Me acerqué a él y le arrebaté el libro. No sólo las tapas estaban mojadas, algunas hojas también, y las anotaciones en el margen, con la tinta desleída por el agua, algunas tal vez escritas bajo el agua, y entonces le dije por Dios, no me lo puedo creer, ¡lees en la ducha! ¿te has vuelto loco?, y él dijo que no lo podía evitar, que además sólo leía poesía, no entendí el motivo por el que él precisaba que sólo leía poesía, no lo entendí en aquel momento, ahora sí lo entiendo, quería decir que leía una o dos o tres páginas, no un libro entero, y entonces yo me puse a reír, me tiré en el sofá y me retorcí de risa, y él también se puso a reír, nos reímos los dos, durante mucho rato, ya no recuerdo cuánto.

Los detectives salvajes  - Roberto Bolaño

domingo, 29 de julio de 2012

so impatient, man

God  left the work to his hands,
which of course are very wise themselves, and although he was extremely curious to see what man might look like, he continued to gaze
fixedly down at the earth, where now, as if out of spite, not a leaflet
would stir. In order to have at least a little pleasure after all this
trouble, he had bidden his hands to show him man first before they
handed him over to life. Repeatedly he asked, as children ask when
they play hide-and-seek,   “Ready”?   But in answer he heard the kneading
of his hands and he waited. It seemed very long to him.
"Then suddenly he saw something falling through space, something
dark and apparently coming from quite near him. Filled with evil
foreboding, he called to his hands. They appeared, all blotched with,
clay, hot and trembling.
"'Where is man?' God thundered at them.
"The right hand flew at the left:   'You dropped him!'
" 'Excuse me,' countered the left, provoked, 'you insisted on doing it
all by yourself, you wouldn't even let me have anything to say.'
" 'But you ought to have held him.' And the right hand drew back as
if to strike, but then thought better of it, and both hands said together,
drowning each other's voices:
" 'He was so impatient, man. He was in such a hurry to live. It is
not our fault ; really, we are both innocent.'
"But God was seriously angry. He pushed both hands away, for they
blocked the earth from his sight. 'I have finished with you from now
on;   go and do as you like!'
"And that is what his hands have been trying to do ever since, but
whatever they start, they can only make a beginning. Without God
there is no perfection. And so at last they grew tired of it. Now they
are on their knees all day long, doing penance—at least, so it is said.   To
us, however, it appears as though God were resting, because he is angry
with his hands.   It is still the seventh day.





miércoles, 25 de julio de 2012

what we believe

"Monsieur Goubin and Monsieur Jean Marteau came in. Monsieur Bergeret told them the subject of the conversation:
"We were talking of the man whom my mother one day caused to exist, and created gardener at Saint-Omer. She gave him a name. Henceforth he acted"
"I beg your pardon sir? said Monsieur Goubin, wiping his eye-glasses. "Do you mind saying that over again?"
"Willingly, replied Monsieur Bergeret. There was no gardener. The gardener did not exist. My mother said: "I expect the gardener!" Straightway the gardener existed - and acted"
"But Professor", inquired Monsieur Goubin, "how can he have acted if he did not exist?"
"In a manner, he did exist, replied Monsieur Bergeret.
"You mean he existed in imagination", scornfully retorted Monsieur Goubin.
"And is not imaginary existence, existence? exclaimed the Professor. "Are not mythical personages capable of influencing men? Think of mythology, Monsieur Goubin, and you will perceive that is not the real characters, but rather the imaginary ones that excercise the profoundest and the most durable influence over our minds. In all times and in all lands, beings that were not more real than Putois have inspired nations with love and hartred, with terror and hope, they have counselled crimes, they have received offerings, they have moulded manners and laws. Monsieur Goubin, think on the mythology of the ages. Putois is a mythological personage, obscure, I admit, and of the humblest order. "

Crainquebille  - Anatole France

lunes, 23 de julio de 2012

travesuras e inocencia

"-Ven acá- me invitó vivamente, decidida a poner en ejecución la idea más disparatada que se le hubiera ocurrido en aquel momento- ven, y siéntate en mi falda.
-Huy, en su falda! -rechacé, volviéndome.
Ya he dicho cómo empezaban a molestarme los privilegios de la infancia, de que me sentía formalmente avergonzado, pero esta señora había excedido a todas en su broma, y yo, que siempre fui un muchacho vergonzoso y encogido, desde hacía algún tiempo manifestaba una especial timidez con las mujeres.
-Pues sí, en mi falda. ¿Porqué no quieres sentarte en mi falda? insistió. Y se hechó a reír. Dios sabe de qué, quizá de su antojo, quizá de mi confusión, pero tan a gusto, que ya no podía contener la risa. Es lo que ella deseaba.
Me puse encarnado y, en mi aturdimiento, volví la cabeza buscando la huida, pero viendo mi intención, me cogió de la mano para impedir que me apartase, tirando con fuerza hacia ella, y de pronto, sin que yo me lo pudiera esperar, y con gran sorpresa de mi parte, me la oprimió entre sus tibios y traviesos dedos y se puso a pellizcarme los míos hasta hacerme daño, tanto, que yo debía realizar grandes esfuerzos para no gritar, haciendo las más grotescas muecas en mi lucha contra el dolor. El hecho de que hubieran señoras tan ridículas y malignas, que decían tonterías a los chicos y hasta les pellizcaban los dedos sin ninguna razón que lo justificara, me dejó estupefacto, perplejo y consternado. Sin duda se reflejaría en mi rostro el terrible efecto que aquello me produjo, porque la diabólica hembra se rió mirándome como una loca, mientras me pellizcaba con más fuerza. Experimentaba la mayor delicia cometiendo la diablura que llenaba de confusión  y ponía en apuro a un pobre chico. Mi situación era desesperada. Me moría de vergüenza viendo que la gente se volvía a nosotros, con expresión admirativa, unos, y otros riendo, como esperando la nueva travesura con que ella iba a divertirles. Deseaba con toda mi alma lanzar un grito, ya que ella me estaba retorciendo los dedos con furia, precisamente porque no lo lanzaba, pero, como un espartano, decidí aguantarme, temiendo el alboroto que se formaría allí si gritase. No sabiendo qué partido tomar, empecé a luchar con todas mis fuerzas para arrancarme de su mano, pero mi adversaria era más fuerte. Por fin no pude aguantar más y lancé un chillido. Como si no esperase otra cosa, me dejó y se volvió como si nada hubiese pasado, como si nada tuviese ella que ver con esa travesura, exactamente que algunos chiquillos de la escuela, que al volver el maestro la espalda se permiten una jugarreta con el vecino, dándole un pellizcón, un simple capirotazo, o un codazo, y al instante, se vuelven y, de narices sobre el libro, simulan estar muy enfrascados en el estudio de una lección, poniendo en ridículo al maestro que al oir la queja desciende enfurecido de la tarima."

Un pequeño héroe - Fedor Dostoievski

sábado, 21 de julio de 2012

una naturaleza demasiado inquieta y disgustada

Carta dirigida por Yukio Mishima a Yasunari Kawabata (20/12/1967)

"Estamos ya a fin de año, y el tiempo se me pasa sin darme cuenta. En cuanto a mi novela, yo también tengo la impresión de que se van los días y el fin está lejos:   tendrá alrededor de mil doscientos páginas, y todavía debo redactar casi trescientas para llegar a la mitad. Me he lanzado a una empresa un tanto audaz.  Y si, al menos durante este tiempo, me dedicara sabiamente a mi trabajo de escritura… Pero, por naturaleza,  no puedo quedarme en un lugar, lo que me expone a críticas cada vez más abundantes.
Hay en la evolución que se perfila en Japón y entre los japoneses, en particular los intelectuales, una infinidad de cosas que me disgustan, y encuentro horrorosa la torpeza que reina incluso en el ambiente literario."

Correspondencia   –   Kawabata Yasunari / Yukio Mishima


jueves, 19 de julio de 2012

lo que esconde la roca

"Dios se asomó entonces, ubicó al hombre que trabajaba, miró por encima de sus hombros, por sobre sus manos que escuchaban a lo largo de la piedra, y de pronto sintió miedo: ¿tendría un alma también la piedra? Y he aquí que sus manos se despertaron, y palparon la piedra como una tumba, en la que débilmente sonara una voz moribunda.
-Miguel Angel! - exclamó Dios, angustiado, -¿Quién está dentro de la piedra?
Miguel Angel prestó oídos; temblaron sus manos, y luego contestó con voz sorda: -Tú, Dios mío ¿Quién otro podría ser? Pero no puedo llegar hasta ti.
Y Dios comprendió, entonces, que él estaba también en la piedra, y se sintió inquieto y constreñido. Todo el cielo no era más que una piedra única, en cuyo centro estaba encerrado Dios, es espera de que las manos de Miguel Angel lo libertaran, sintiéndolas venir, pero muy lejanas.
El maestro, sin embargo, se hallaba de nuevo encorvado sobre su obra. No dejaba de pensar: "Eres un pequeño bloque, y nadie más que yo podría encontrar penosamente un hombre en medio de ti. Pero, yo advierto aquí un hombre: el de José de Arimatea, ahí se inclina María; yo siento sus manos temblorosas, soportando a Jesús, Nuestro Señor, muerto en la Cruz. ¿cómo no haré yo surgir a toda una raza dormida, de una roca?"
Con fuertes golpes, Miguel Angel libertó a las tres figuras de "La Pietá", pero no apartó enseguida los velos de piedra de sus rostros, como si temiera que la profunda tristeza de ellos se contagiara a sus manos y las paralizara. Fuese en busca de otra piedra. Pero en cada ocasión renunciaba a transmitir a una frente su claridad plena, a unas espaldas su más pura curvatura; y cuando formaba a una mujer, no dibujaba su sonrisa final en torno a su boca, para no traicionar de pronto su belleza."

Historias del Buen Dios - Rainer Maria Rilque

martes, 17 de julio de 2012

the age of reason...

"But in the morning she began to ask questions about what it was -Motovilikha, and what happened there at night, and she found out that Motovilikha was a factory, a government factory, and that pig iron was made there, and from pig iron... but this no longer held her attention or interested her, and she wondered whether there were special countries called "factories" and who lived there; but these questions she did not ask and, for some reason, intentionally kept to herself.
That morning she left the state of infancy in which she had just been the night before. For the first time in her life she suspected the existence of certain things which a phenomenon keeps for its own use or reveals only to those people who know how to shout and to punish, who smoke and bolt doors. For the first time she, like this new Motovilikha, did not say everything she thought, and the most essential, necessary and perturbing things she kept to herself."


The childhood of Luvers - Boris Pasternak

lunes, 16 de julio de 2012

algo así

"Los miembros del Equipo Azul no se ajustaban a una tipología única, cada uno era una persona distinta e independiente. Pero no se admitía a nadie que no poseyera sentido del humor, cualquiera que fuese su forma en que lo expresara. Hay gente que no para de contar chistes; y hay individuos que con sólo enarcar una ceja en el momento oportuno hacen que todos los presentes se revuelquen de risa. Sentido del humor, simplemente, gusto por las ironías de la vida, apreciación de lo absurdo. Pero también cierta modestia y discreción, amabilidad para con los demás, un corazón generoso. Nada de fanfarrones ni estúpidos engreídos, ni embusteros ni ladrones. Un miembro del Equipo Azul debía ser curioso, leer libros y tener conciencia de que no podía cambiar al mundo por obra y gracia de su voluntad. Debía ser un observador perspicaz, alguien capaz de establecer finas distinciones morales, un amante de la justicia. Un miembro del Equipo Azul se quitaría la camisa para dársela a cualquier necesitado, aunque preferiría meterle en el bolsillo un billete de diez dólares cuando no se diera cuenta ¿Empiezas a entenderlo? Era algo así, aunque no sabría decirte exactamente. Todo eso a la vez, cada elemento concreto en interrelación con todos los demás."

La noche del oráculo - Paul Auster

sábado, 14 de julio de 2012

hacer un alto y garrapatear

"Mira como aquí, incluso bajo tierra, exhiben vestidos, en un perpetuo esplendor. Ni siquiera permiten que la tierra repose húmeda y con gusanos. Hay sedas y gasas iluminadas, en cajas de vidrio, y ropa interior cuidadosamente elaborada con millones de puntadas de fino bordado. Carmesí, violeta, verde, están teñidas de todos los colores. Piensa en cómo todo lo organizan, lo hacen rodar, lo planchan, lo tiñen, y abren túneles haciendo volar las rocas. Los ascensores suben y bajan, los trenes se detienen y arrancan con la regularidad de las olas del mar. A esto entrego mi adhesión. Pertenezco a este mundo, sigo sus banderas ¿Cómo puedo huir en busca de cobijo, cuando esta gente es tan magníficamente aventurera, tan osada, tan curiosa -también-, y lo bastante fuerte para, en medio del esfuerzo, hacer un alto y garrapatear, con despreocupada mano, un chiste en la pared?

Las olas - Virginia Woolf

jueves, 12 de julio de 2012

el viejo y sus ojos

"El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical estaban en sus mejillas. Esas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto.
Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos."

El viejo y el mar - Ernest Hemingway

domingo, 8 de julio de 2012

indelible

"He was mistaken. That impression that he attempted to name had nothing to do with this situation. He was not entirely mistaken, however. The impression which laid concealed behind all this was indelible. It was much more than he thought, it went much deeper. It lay beyond the girl´s control because it was vitally important and significant, and its significance rested in the fact that it was the first time someone else had entered her life, a third person, completely indifferent, nameless and even lacking an accidental name, neither provoking hatred nor inspiring love, but the one whom the commandments bore in mind, when addressing people in name and consciousness, they said: "Thou shalt not kill, thou shalt not steal and so forth. They said: "Thou who art singular and alive, shalt not commit against the common and nebulous that which thou, the singular and alive, doth not want done unto thee" Dikikh blundered even more in thinking that there is no name for such impressions. They have no name."

The childhood of Luvers - Boris Pasternak

viernes, 6 de julio de 2012

diferentes contactos

"Me parece que no he conservado en mi corazón más que aquella sala, en la que acostumbrábamos a reunirnos para la comida, todas las tardes a las siete. No he visto nunca esta pieza de día, incluso no recuerdo si tenía ventanas, ni adonde daban. Siempre que la familia entraba, las bujías ardían en los pesados candelabros, y después de algunos instantes se olvidaba el día y todo lo que se había visto de fuera. Esta sala alta y, supongo que abovedada, era más fuerte que todo; su altura que se entenebrecía, sus ángulos jamás despojados de su misterio, absorbían poco a poco fuera de vosotros todas las imágenes, sin sustituirlas por un equivalente preciso. Se estaba sentado allí, como anulándose; sin la menor voluntad, sin placer ni defensa. Era como un lugar vacío. Me acuerdo que este anonadamiento comenzó a causarme un malestar, una especie de mareo al que no me sobreponìa mientras no conseguía, alargando la pierna, tocar con el pie la rodilla de mi padre, que se sentaba frente de mí. Hasta más tarde no me sorprendió el hecho de que parecía comprender, o por lo menos tolerar, estos extraños modales, a pesar de que nuestras relaciones, casi frías, no hacían explicable tal conducta. Sin embargo, este ligero contacto es lo que me daba fuerzas para soportar las largas comidas.

Yo pasaba casi el día entero en el parque, y fuera, en el bosque de hayas o en la pradera; afortunadamente había en Urnekloster perros que me acompañaban; había diseminadas granjas y alquerías, donde podía encontrar leche, pan y fruta, y creo que gozaba de mi libertad, de manera bastante despreocupada, sin dejarme inquietar, al menos durante las semanas que siguieron, por el pensamiento de los encuentros que me reservaba la noche. Yo no hablaba casi a nadie, pues mi gozo era estar solitario; solo tenía de vez en cuando cortas conversaciones con los perros, con ellos me entendía de maravilla.

Los cuadernos de Malte Laurids Brigge - Rainer Maria Rilke