"Pero, mientras trotaba detrás de la señorita Mitford, que iba tras el lacayo, Flush estaba más sorprendido de lo que olía que de lo que veía. Por el hueco de la escalera subían cálidas bocanadas de carne asada, pollos fritos, de sopas que hervían, tan deliciosas como los manjares que las emanaban, para las narices acostumbradas a los magros efluvios de las pobres frituras y de los estofados de la Kerenhappock. Los olores gastronómicos se mezclaban con otros: olores de madera de cedro y de sándalo y de caoba; olores de cuerpos femeninos y de cuerpos masculinos, olores de criados y de doncellas, de chaquetas y de pantalones; de crinolinas y de capas; de cortinas bordadas y de visillos de hilo; de polvillo de carbón y de hollín; de vino y de puros. Cada ambiente que cruzaba -comedor, salón, biblioteca, dormitorio- ofrecía su contribución a la composición general; y, cuando Flush echaba adelante una pata y luego otra, era acariciada y retenida por la sensualidad de ricas y gruesas alfombras en las que voluptuosamente se hundía. Por fin, llegaron a una puerta cerrada, en las habitaciones que daban al interior. Una mano golpeó suavemente, suavemente una mano abrió la puerta."
Flush, una biografía - Virginia Woolf
"lo que se puede pensar se puede pensar claramente, lo que se puede decir se puede decir claramente, pero no todo lo que se puede pensar se puede decir."
Mostrando entradas con la etiqueta Woolf Virginia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Woolf Virginia. Mostrar todas las entradas
martes, 4 de junio de 2013
jueves, 2 de mayo de 2013
esa ternura
"Pero, al instante, se enojó consigo misma por haber dicho esto. ¿Quién había pronunciado estas palabras? Ella no: había sido forzada a decir algo que no pensaba. Miró por encima de su labor y, se enfrentó con el tercer golpe de luz, y le pareció que sus ojos se encontraban con sus propios ojos, escudriñando como ella sola era capaz de hacerlo dentro de su propia mente y de su corazón, purificando hasta el aniquilamiento cualquier mentira. Se alababa a sí misma al alabar esa luz, y lo hacía sin vanidad, pues era austera y penetrante y hermosa como ella. Es curioso, pensó, cómo, estando solos, nos sentimos atraídos por las cosas, los objetos inanimados, los árboles, los arroyos, las flores, sentimos que nos expresan; sentimos que se convierten en nosotros mismos; sentimos una ternura inexplicable - y miraba esa luz larga y tranquila - como hacia nosotros mismos "
Al faro - Virginia Woolf
Al faro - Virginia Woolf
sábado, 14 de julio de 2012
hacer un alto y garrapatear
"Mira como aquí, incluso bajo tierra, exhiben vestidos, en un perpetuo esplendor. Ni siquiera permiten que la tierra repose húmeda y con gusanos. Hay sedas y gasas iluminadas, en cajas de vidrio, y ropa interior cuidadosamente elaborada con millones de puntadas de fino bordado. Carmesí, violeta, verde, están teñidas de todos los colores. Piensa en cómo todo lo organizan, lo hacen rodar, lo planchan, lo tiñen, y abren túneles haciendo volar las rocas. Los ascensores suben y bajan, los trenes se detienen y arrancan con la regularidad de las olas del mar. A esto entrego mi adhesión. Pertenezco a este mundo, sigo sus banderas ¿Cómo puedo huir en busca de cobijo, cuando esta gente es tan magníficamente aventurera, tan osada, tan curiosa -también-, y lo bastante fuerte para, en medio del esfuerzo, hacer un alto y garrapatear, con despreocupada mano, un chiste en la pared?
Las olas - Virginia Woolf
Las olas - Virginia Woolf
Suscribirse a:
Entradas (Atom)