"...pasamos toda nuestra vida con inquietas gestiones, renovadas sin cesar, ante las muchachas serias, a quienes su oficio parece alejar de nosotros. Una vez en nuestros brazos, ya no son lo que eran, esa distancia que soñábamos con salvar ha sido suprimida, pero volvemos a empezar con otras mujeres, dedicamos a esas empresas todo nuestro tiempo, todo nuestro dinero, todas nuestras fuerzas, reventamos de rabia contra el cochero demasiado lento que tal vez nos haga perdernos la primera cita, nos da fiebre. Sin embargo, sabemos que esa primera cita significará el desvanecimiento de una ilusión. No importa: mientras ésta dura, queremos ver si podemos cambiarla, en realidad, y entonces pensamos en la lavandera cuya frialdad hemos notado. La curiosidad amorosa es como la que despiertan en nosotros los nombres de países: siempre decepcionada, renace y sigue siempre insaciable."
La prisionera - Marcel Proust
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