sábado, 20 de julio de 2013

lo que se recuerda

"Llegó al mercado del pescado, allí estaba la casa en que antaño tuviera su habitación. Junto a la fuente, unas pescaderas ofrecían a la venta su mercancía y él dirigió la mirada al interior de sus dornajos para ver los hermosos y brillantes animales.  Muchas veces los había contemplado en otro tiempo, le vino  a la memoria que a menudo le habían inspirado piedad y que había sentido encono contra las mujeres y los compradores. Se acordó  de que, en cierta ocasión, había también vagado una mañana por este lugar, admirando y compadeciendo a los peces, con el ánimo muy triste; mucho tiempo había transcurrido desde entonces y mucha agua había llevado el río.  Aquel día estaba muy triste, lo recordaba perfectamente, pero, en cambio, había olvidado ya la índole y causa de aquella tristeza pues también la tristeza se desvanecía, también se desvanecían los dolores y desesperaciones; al igual que las alegrías, pasaban, palidecían, perdían su hondura y su valor, y al cabo, llegaba una época en que uno no podía ya recordar qué era aquello que un tiempo tanto lo había atormentado.  También los dolores se ajaban y marchitaban ¿Llegaría asimismo a marchitarse y perder todo valor este dolor de hoy, esta desesperación que sentía por la muerte del maestro y porque hubiese fenecido aborreciéndolo y por no tener un taller donde saborear la dicha de crear y librar el alma de su carga de imágenes?  Sí, también este dolor, esta acerba congoja, envejecerían, se fatigarían, sin duda, también los olvidaría. Nada duraba; tampoco el pesar."

Narciso y Goldmundo - Herman Hesse




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