jueves, 27 de junio de 2013

punto final

"Sí, ahora también venía de trabajar.  Son las seis y veinte, es su hora.  Aún hoy sé con exactitud todo lo que hace, conozco sus pasos tan bien como si estuviera presente en su vida.  A las seis menos cinco llama a un criado para que le cepille el abrigo y el sombrero y le ayude a ponérselos, sale del despacho, manda al chófer por delante con el coche y se va andando para airearse un poco.  Apenas camina, por eso está tan pálido. O puede que haya alguna otra razón, no lo sé.  No conozco la razón porque ya nunca lo veo, no hablo con él, hace tres años que no hablo con él.  No me gustan esos divorcios melindrosos en que los esposos salen juntos de los juzgados y se van tomaditos del brazo a almorzar al famoso restaurant del parque Városliget intercambiando gestos de afecto y atenciones, como si no hubiera pasado nada, y después del divorcio y el almuerzo cada uno sigue su camino.  Yo soy una mujer con otros principios y otro temperamento.  No creo que los esposos puedan seguir siendo buenos amigos después del divorcio.  El matrimonio es el matrimonio y el divorcio es el divorcio.   Ésa es mi opinión."

La mujer justa - Sándor Márai


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