domingo, 17 de junio de 2012

dos caras de la moneda

"Asustada, Christine sostiene los dos billetes y el tálero plateado en el nido de sus dedos contraídos. No se lo puede creer. Una vez arriba, en su habitación, contempla una y otra vez, atónita, esos dos papeles de color arco iris que le han llegado a las manos como por arte de magia. Doscientos cincuenta francos que, según un cálculo rápido, equivalen a unos trecientos cincuenta chelines: es decir, en casa debe trabajar cuatro meses, todo un cuatrimestre, para reunir todo ese montón de dinero, en la oficina debe permanecer puntualmente desde las 8 a las 12 y de las 14 a las 18, mientras que aquí le fluye sin problemas en diez minutos a las manos. ¿Será verdad? ¿Y es justo? ¡Inconcebible! A todo esto, los billetes crujen en sus manos y son buenos y válidos y le pertenecen a ella, a su nuevo yo, a esa nueva e inconcebible que hay dentro de ella. Nunca tuvo en su poder una cantidad tan elevada como la de este billete crujiente. Sentimientos encontrados le recorren con un escalofrío la espalda, una mezcla de placer y terror, mientras cierra, entre tierna y temerosa, los billetes bajo llave en la maleta, los esconde como si fuesen robados. Porque su conciencia no puede comprender del todo la contradicción inherente al hecho de que ese dinero oscuro y pesado se reúne en casa centavo a centavo con mano temblorosa y ahorrativa, mientras aquí acude volando frívolamente; un temblor de miedo desenfrenado, como si estuviera a punto de cometer un crimen, perturba e inquieta toda su persona hasta en los pozos más profundos e inconscientes del sentimiento; algo en ella querría explicárselo, pero no hay tiempo para ello, Christine debe cambiarse, elegir un vestido, uno de los tres maravillosos, y bajar de nuevo al salón: sentirse, vivir, embriagarse, sumergirse en la corriente bella y fogosa del derroche." ...................................................................................... --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- La embriaguez de la metamorfosis - Stefan Zweig