"Antes de irse a la cama aquella primera noche en que fueron ricos, la pareja decidió que debían celebrarlo. La idea era dar una gran fiesta. Pero ¿cómo se lo explicarían a los demás , a los hijos y vecinos? No podían revelar que el motivo de la celebración era que eran ricos. Sally estaba deseoso, ansioso de hacerlo, pero Aleck le refrenó y no se lo permitió. Le dijo que, aunque era como si el dinero ya estuviese en sus manos, sería mejor esperar a que realmente lo estuviera. Esa fue la postura que adoptó la mujer, y no hubo manera de sacarla de ahí. Debían mantener el secreto, dijo, ocultarlo ante sus hijas y ante todo el mundo.
Aquello planteaba un delicado problema a la pareja. Debían celebrar su fortuna, estaban determinados a hacerlo, pero, dado que debían mantenerlo en secreto, ¿qué motivo podrían aducir para el festejo? No había ningún cumpleaños hasta tres meses. Tampoco les servía el pretexto de Tilbury: por lo visto iba a vivir eternamente. ¿qué diablos podía celebrarse en aquella nación? Así fue como lo expresó Sally, y se le empezaba a agotar la paciencia, y se sentía agobiado. Pero al final dio con ello -como por pura inspiración, según le pareció a él- , y todos sus problemas se esfumaron al instante: celebrarían el descubrimiento de América ¡qué idea tan magnfíca!
Un legado de treinta mil dólares - Mark Twain
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