sábado, 1 de diciembre de 2012

en el nombre de Dios


“El silencio fue interrumpido por el lejano resonar de los timbales  grandes tambores que se aproximaban, lentamente, a la plaza.  Apareció una multitud de oprichniki cabalgando de a cinco en fondo.  A la cabeza venían los tambores para apartar al pueblo y despejar el camino del zar, pero en vano sacudían los tambores y golpeaban los timbales:  por ninguna parte veíase alma viviente.  Detrás de los oprichniki cabalgaba el propio zar Iván Vassilievich, ricamente montado, con el carcaj a un costado de la silla  el dorado arco a la espalda.  La visera de su yelmo estaba adornada con el Deisus, es decir, la imagen del Salvador, y a los lados, la Santísima Virgen, San Juan Bautista y otros santos.  La gualdrapa bajo la silla brillaba con piedras preciosas, y en el cuello de su negro caballo, en vez de la borla, se balanceaba una cabeza de perro.  Al lado del zar se veía al zarévich y detrás cabalgaba la multitud de los cercanos cortesanos, de a tres en fondo.  Tras ellos marchaban más de trescientos condenados a muerte.  Encadenados, exhaustos por las torturas, arrastraban penosamente los pies apremiados por los oprichniki. La procesión se cerraba por un numeroso destacamento de caballería. “

El Príncipe e Iván el Terrible - León Tolstoi


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