"Uno de los postulados de nuestra escuela es
"Poco, pero a fondo" Pues bien, a este principio vive aferrado Kraus,
que vino al mundo con un cráneo un tanto duro. ¡Aprender poco! ¡Rumiar siempre
lo mismo! Gradualmente hasta yo empiezo a intuir la vastedad del mundo que se
oculta tras estas palabras. ¡Grabarse algo firmemente en la cabeza, y para
siempre! Me doy cuenta de que es muy importante y, sobre todo, bueno y
respetable. La parte práctica o física de nuestra enseñanza consiste en la
incesante repetición de una especie de baile o de gimnasia, como quiera
llamársela. Nos enseñan a saludar, a entrar en una habitación, a comportarnos
con las mujeres, y otras cosas semejantes, todo aquello de manera prolija, a
menudo tediosa, aunque también en esto -ahora lo veo y lo siento- hay un
significado profundamente oculto. Nos quieren formar y modelar, ya me doy
cuenta, no atiborrarnos de conocimientos. Nos educan obligándonos a conocer
punto por punto la naturaleza de nuestra propia alma y de nuestro propio
cuerpo. Nos dan a entender claramente que la coacción y las privaciones ya son
formativas por sí solas, y que en un ejercicio simplísimo y en cierto modo
necio hay más beneficios y conocimientos verdaderos que en el aprendizaje de
una larga serie de conceptos y acepciones. Vamos captando una cosa tras otra y
acabamos casi poseídos por lo recién captado. No somos nosotros quienes lo
poseemos, sino que, por el contrario, aquello que parece ser una conquista
nuestra acaba dominándonos. Nos inculcan que adaptarse a unos cuantos
valores firmes y seguros tiene un efecto benéfico, es decir,
acostumbrarse y amoldarse a las leyes y mandamientos impuestos por una estricta
autoridad exterior. Tal vez quieran estupidizarnos, en cualquier caso,
pretenden apocarnos. Mas no por ello se nos intimida."
Jacob von Gunten -Robert Walser
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