jueves, 22 de noviembre de 2012

recuerdos embellecidos


 “¿Mi recuerdo más remoto? Tenía yo un aya tirolesa que se llamaba Paula. Pero no es ni siquiera un recuerdo, es el recuerdo de un recuerdo. Cuando yo tenía cinco años allá en mi vestíbulo, Paula no era ya mas que una leyenda. Mi madre, durante muchos años, nos decía cuando llegaba el año nuevo: "Hay una carta de Paula" Y para nosotros, los niños, esto constituía una gran alegría. Sin embargo, ¿porqué nos sentimos felices?  Ninguno de nosotros se acordaba de Paula. Había vuelto a su Tirol. Luego a su casa tirolesa.
-¿es linda Paula?
-Encantadora.
-¿Hace generalmente buen tiempo en el Tirol?
-Siempre.
Siempre hacía buen tiempo en el Tirol. Cuando supe escribir me hicieron escribir cartas a Paula. Le decía "Mi querida Paula, estoy muy contento de escribirte..." Era un poco como las oraciones, puesto que no la conocía...
Pero debajo de mi nube el mundo no es negruzco como yo creía presentirlo: es azul. Maravillosamente azul. Es la hora del crepúsculo y la llanura es azulada. En algunos sitios llueve. Azul de lluvia .¡ Cuántos zigzags hace el camino hacia la eternidad!...Pero este camino ¡qué tranquilo me parece! El mundo semeja un vergel. Hay árboles aislados o agrupados en pequeños paquetes.  Y uno los encuentra. Y campos verdes. Y casas, con tejas rojas, con alguien a la puerta. Y bellos aguaceros azules en torno. Sin duda Paula, cuando hacía ese tiempo, nos acompañaba pronto a casa...”

Piloto de guerra - Antoine de Saint Exupéry



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