"No hay nada más hermético que una cabeza. Ni
siquiera la tortura exacerbada consigue confesiones completas. En efecto, hasta
en el momento de la muerte se puede hacer trampas mentalmente. Por eso tampoco
podemos saber lo que pensaba Wolfgang Stremplin cuando nació en él la decisión
de desempeñar en Internet su papel de judío David, ni tampoco lo que pasó
literalmente por su cerebro cuando, de pie ante el albergue de juventud Kurt
Bürger vio cómo su amigo enemigo, Wilhelm on
line , ahora, como Konrad Pokriefke, sacaba una pistola del bolsillo
derecho de su parka y, después del primer disparo en el vientre, le acertaba
otros tres disparos en la cabeza y sus cerrados pensamientos. Sólo vemos lo que
vemos. La superficie no lo dice todo, pero sí bastante. Así pues, nada de
pensamientos, tampoco nada de lo imaginado posteriormente. De esta forma,
parcos en palabras, llegaremos más rápidamente al final."
A paso de cangrejo - Günter Grass
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