"¿No te gusta Ávila?
(Instintivamente miré hacia adelante. El promontorio de Cuatro Postes se
despeñaba a nuestros pies hasta alcanzar el río. Junto a éste se elevaban las
copas verdes de susurrantes arboledas. Más allá, el terreno se encaramaba otra
vez hasta llegar a la muralla sólida y amarilla. Encima y a los lados el
silencio, un espeso silencio preservado por las nubes grises, inmóviles en el
cielo)
.- No, no me gusta esta ciudad. Aquí sería lo mismo tener dinero que no
tenerlo. No hay lugar para gastarlo. Y sin gastar dinero no se puede ser
feliz...
Sus palabras adquirían en aquel clima el valor detonante de las amapolas
en un campo. Se escapaban del ambiente, desentonaban por su ambición de este
clima sin apetencias.
- Hacen falta años para percatarse de que el no ser
desgraciado es ya lograr bastante felicidad en este mundo. La ambición sin tasa
hace a los hombres desdichados si no llegan a conseguir lo que desean. La
suprema quietud con poco se alcanza, meramente con lo imprescindible."
La sombra del ciprés es alargada - Miguel Delibés
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