miércoles, 3 de octubre de 2012

lo que no se compra


"¿No te gusta Ávila?
(Instintivamente miré hacia adelante. El promontorio de Cuatro Postes se despeñaba a nuestros pies hasta alcanzar el río. Junto a éste se elevaban las copas verdes de susurrantes arboledas. Más allá, el terreno se encaramaba otra vez hasta llegar a la muralla sólida y amarilla. Encima y a los lados el silencio, un espeso silencio preservado por las nubes grises, inmóviles en el cielo)
.- No, no me gusta esta ciudad. Aquí sería lo mismo tener dinero que no tenerlo. No hay lugar para gastarlo. Y sin gastar dinero no se puede ser feliz...
Sus palabras adquirían en aquel clima el valor detonante de las amapolas en un campo. Se escapaban del ambiente, desentonaban por su ambición de este clima sin apetencias.
    - Hacen falta años para percatarse de que el no ser desgraciado es ya lograr bastante felicidad en este mundo. La ambición sin tasa hace a los hombres desdichados si no llegan a conseguir lo que desean. La suprema quietud con poco se alcanza, meramente con lo imprescindible."

La sombra del ciprés es alargada - Miguel Delibés



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