"La abuela come con las manos, lamiéndose los dedos y
secándoselos con un delantal. Luego roe y chupa los huesos.
Ella dice:
-Está muy tierno este pollito. No se puede imaginar nada mejor.
Nosotros decimos:
-Abuela, desde que estamos en tu casa, nunca nos has cocido un pollo para
nosotros.
Ella dice:
He cocido uno hoy. Sólo tenéis que comerlo
-Tú sabes que no queríamos comer nada hoy ni mañana.
-Eso no es culpa mía. Es otra de vuestras estupideces.
-Es uno de nuestros ejercicios. Para acostumbrarnos a soportar el hambre.
-Entonces acostumbraos. Nadie os lo impide.
Salimos de la cocina, vamos a hacer unos trabajos en el huerto. Hacia el final
de la jornada, tenemos verdaderamente mucha hambre. Bebemos gran cantidad de
agua. Por la noche, nos cuesta trabajo dormir. Soñamos con comida."
El gran cuaderno .- Agata Kristof
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