"Se dirá, sin duda, que nada de esto es particular de nuestra ciudad y que, en suma, todos nuestros contemporáneos son así. Sin duda, nada es más natural hoy día que ver a la gente trabajar de la mañana a la noche, y en seguida elegir, entre el café, el juego y la charla, el modo de perder el tiempo que les queda para vivir. Pero hay ciudades y países donde la gente tiene, de cuando en cuando, la sospecha de que existe otra cosa. En general, esto no hace cambiar sus vidas, pero al menos han tenido la sospecha y eso es su ganancia. Orán, por el contrario, es en apariencia una ciudad sin sospecha, es decir, una ciudad enteramente moderna. Por lo tanto, no es necesario especificar la manera de amar que se estila. Los hombres y mujeres o bien se devoran rápidamente en eso que llama el acto del amor, o bien se crean el compromiso de una larga costumbre a dúo. Entre esos dos extremos no hay término medio. Eso tampoco es original. En Orán, como en otras partes, por falta de tiempo y reflexión, se ve uno obligado a amar sin darse cuenta."
La peste - Albert Camus
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